Consideraciones generales y reflexiones personales
a modo de diálogo e intercambio
Reflexionando sobre el Principio de Proporción me doy cuenta de que en los diversos ámbitos de mi vida (trabajo, familia, amigos, etc.) tengo un conjunto de esperanzas y temores, así como proyectos y aspiraciones de todo tipo; algunos claros, otros muy vagos. No es de extrañar, pues, que conseguir que todo esto funcione armoniosamente requiera cierta atención.
¿Algunos de mis objetivos se contradicen con otros? ¿O estos objetivos, a pesar de su diversa naturaleza y desigual importancia, comparten una dirección común?
A veces siento que logro ignorar el conflicto interno a través de una "habilidad" muy desarrollada para evitar ver con claridad!
Una especie de ceguera semi-intencional. Si, justo por debajo del umbral de mi conciencia diaria, estos deseos y sueños existen en conflicto entre sí. No es de extrañar que me sienta débil, desorientado, irritado... o en cualquier caso algo falto de esa profunda (o incluso templada) Paz, Fuerza vital y una Alegría que no se ve sacudida por las dificultades diarias de la vida.
Así que quizás esos registros negativos tienen poco, o incluso nada, que ver con no ganar la lotería o los otros eventos externos con los que normalmente los asocio. Tal vez son, al menos a veces, registros de mis propios conflictos internos.
¿Estaría yendo demasiado lejos al afirmar que descubrir y profundizar en esos registros (es decir, la experiencia directa de la Paz, la Fuerza y la Alegría) son objetivos útiles y alcanzables?
Y si dijera que es realmente posible hacer de esos registros, de esos sentimientos, el trasfondo permanente de su experiencia? ¿Sería eso sorprendente?
¿Por qué parece más razonable creer lo mismo pero sobre el miedo, la desesperación y la paranoia en lugar de estados positivos e inspiradores?
No creo que sea una pregunta trivial. Al contrario, creo que es una pista significativa. Sea como fuere, y aunque parezca improbable, la creación de un clima permanente de Paz, Fuerza y Alegría es posible.
Por supuesto que la permanencia es relativa. No hablo de un estado de felicidad imperturbable. Las cosas sucederán, los acontecimientos te harán enojar, triste, asustado, etc. Pero el núcleo básico de la Paz, la Fuerza y la Alegría será una especie de hogar-base al que volverás automáticamente (cada vez más rápido) y desde el que podrás ascender más fácilmente de lo que puedes descender.
Qué poco probable es eso! Pero, por supuesto, términos como ascender (a estados aún más inspirados) y descender (hacia emociones negativas) implican una especie de mapa mental, o al menos una escala de valores, con la que no todo el mundo estará de acuerdo.
Reflexionando sobre estos pensamientos me doy cuenta de que si realmente quiero profundizar en estos registros, un primer paso es estudiar mis esperanzas, quizás conflictivas y ciertamente variadas. Tengo que priorizarlas y darles algún tipo de orden. Con eso en mente (como algo que hacer no una vez sino en varios momentos y situaciones) me dirijo a este principio específico y en sólo unos minutos tomo nota de dos o tres situaciones en mi vida en las que puedo, y debo, orientar mis acciones a la luz de este principio.
Recuerda:
Los principios de acción válidos no deben ser tratados como un código moral externo, o un libro de reglas. Ni tampoco se entienden como eslóganes o respuestas prefabricadas. Su potencial se realiza a través del esfuerzo sostenido y la contemplación. De esa manera se revelan como un marco para una meditación dinámica, una disciplina que puedes practicar en cada momento de tu vida con los ojos bien abiertos.
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