Cómo podemos ajustarnos (nuestra forma de pensar, nuestras expectativas, etc.) ante acontecimientos externos que se desarrollan de una forma que puede no ser totalmente de nuestro agrado? Considerando que cuando los acontecimientos son de una envergadura tal que no podemos cambiarlos (inmediatamente al menos), entonces tenemos que pensar cómo cambiar nosotros mismos (nuestros planes, nuestra perspectiva, etc.). No es que esto implique aceptar la dirección que han tomado los acontecimientos, sino cómo nos reposicionamos. Todo esto puede hacernos pensar en el principio de la "Acción oportuna", con sus consejos sobre cómo hacer frente a las grandes fuerzas. No es de extrañar, supongo, ya que la evolución de las cosas es, sin duda, una fuerza muy grande. En cualquier caso, los tres primeros principios parecen estar estrechamente relacionados. Por ejemplo, los tres requieren medir las fuerzas en juego. ¿Estoy, por ejemplo, aplicando la cantidad adecuada de esfuerzo o estoy utilizando demasiado y forzando las cosas? ¿Es esta fuerza a la que me enfrento realmente una gran fuerza o puedo manejarla? O en el caso de este principio: ¿Es ésta la evolución de las cosas o simplemente una tendencia pasajera? Imaginemos el resultado si creo que cada tendencia momentánea o pequeña brisa es un huracán o la inevitable "evolución de las cosas". Un juicio erróneo como ése me dejaría totalmente pasivo ante cada situación. Si me equivoco y confundo algo positivo e inevitable con algo negativo, o con algo que sólo es un bache momentáneo, entonces seré como el pájaro que intenta volver a meterse en su huevo roto. Y si hago lo contrario, y tomo alguna moda menor por la dirección de la propia historia, ¿quién sabe qué acciones desproporcionadas podría tomar?
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