Principio de la acción oportuna
Retroceder ante las pequeñas dificultades nos debilita. Nos hace tímidos y temerosos.
Por otro lado, no retroceder ante fuerzas muy poderosas nos expone a todo tipo de accidentes y desastres. Así que es importante evaluar estas cosas con cuidado. Por supuesto, y este es otro factor claramente compartido con el principio anterior, uno rara vez sabe de antemano si una dificultad es simplemente eso -algo que puedes superar y que al hacerlo te hará más fuerte- o si es una "gran fuerza".
Lo que parece adecuado entonces es ponerla a prueba. Volver a empujar pero de una manera que no te comprometa a avanzar o no. Las acciones cada vez más fuertes por tu parte te permiten calibrar la situación con mayor precisión.
Al igual que la forma de sondear la fuerza varía de una situación a otra, también lo hará la forma y el momento de "retirarse". Lo mismo ocurre con la forma o el momento de "avanzar". El Principio no puede abordar todas las situaciones específicas, sino que ofrece una máxima útil.
Si se puede perdonar el ejemplo "violento", es como en algunas de las artes marciales más sutiles en las que se habla de cosas como "ceder a lo duro, a lo duro ceder", en ese contexto "quítate de en medio de ese puñetazo, y luego empújalos una vez que hayan perdido el equilibrio, animándolos a seguir en esa dirección". En el caso de enfrentarse a un tren a toda marcha que se avanza hacia ti, patear y empujar no sirve. Tal vez la retirada es en ese caso: "¡salir de las vías!"
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